Mucho importa ahora
Que silenciosamente ya me he ido
Porque le das valor e importancia
A aquello alejado, imposible o perdido
Porque me anhelas ahora
Que mis pensamientos ya no son tuyos
Entonces vienes por mí alegando
Que yo de tu encuentro rehúyo
Que despertaste de tu letargo
Te diste cuenta de cómo yo te quería
Y perderme es tu trago mas amargo
Que yo ya no te espero a mi lado
Niña caprichosa, que todo de mi tenías
Entérate que ahora... soy yo el encaprichado
Poco importa ahora
Tal vez nunca lo supiste
Será que tus ojos jamás me notaron
O que fui victima de tu despiste
A veces creo que ciego deliro
Y justifique toda esta historia
Con tu belleza y mis suspiros
Porque los sueños…sueños son
Y tal vez jamás escuchare de tu boca
Que es mío tu corazón
Es por eso que me estoy despidiendo
Poco a poco con la niebla del olvido
Me voy dulcemente desvaneciendo
Lucerito
y entre las penumbras puedes notar
esa luz que por tu ventanas abiertas
se cuela sin permiso rogar
dime, entonces, ¿qué tan brillante es esta
que la luna manifiesta?
Si en la madrugada al alba esperabas
a orillas del calmo y eterno mar
cuando el primer rayo de oro alcanzaba
desde el horizonte a tus ojos sin demorar
dime, entonces, ¿ qué tan brillante es este
que el sol te regala desde el este?
Si puedes decirme cuan brillante son
para tus ojos que reflejan
las luces de la luna y el sol
entonces yo podré decirte que tan brillante
es tu sonrisa de diamante
en mi corazón…”
Lejanía
El suelo se abre y nos distancia
Nada puedo hacer para no perderte
Pero mi mano estirada no alcanza
Todos nuestros momentos juntos vividos
Llegan como flashes de recuerdo a mi cabeza
En ti me sostuve para crecer unidos
Y no se como encontrarte en esta ausencia
El tiempo se lleva mis esperanzas
Mi vida se abre paso sin esperarte
Se que no volverás del horizonte
Se que nada en este mundo podrá alcanzarte
El tiempo contara que fuimos siempre distantes
Olvidándonos en nuestra pasada cercanía
Tal vez ni yo recuerde en el dolor de la agonía
Del adiós que jamás pude negarte en esos instantes
Un buen día algo sucedió
que terminó las guerras en el mundo
El hombre dejo de luchar
por el total poder, en un segundo
ya nadie efectuó su poder de legislar
El Estado se volvió acéfalo ya que…
¡ninguno se presento a gobernar!
y vacíos los estadios y los gimnasios quedaron
No más sudor, entreno o sacrificio
¡en su campo de pericia, todos abandonaron!
no se hicieron más películas de acción
Ni de romances, drama o suspenso
¡Habían renunciado a la actuación!
ni libros de amor encontrado o perdido
No más tratados de ciencia ni psicología
¡Los sensibles e intelectuales habían desaparecido!
Los pintores dejaron sus brochas y pinceles
y los bailarines sus pies mas no movieron
Los músicos olvidaron sus instrumentos
¡los artistas se desvanecieron!
ustedes se preguntaran
La razón es tan simple
que ya muchos la adivinaran
aquí la voy a responder
Es que cada hombre en
tenía a su lado a su soñada mujer
“Muere el día en medio de un terrible y asfixiante silencio
solo quebrado por el silbar funesto del viento
que proviene del oscuro cielo tormentoso.
Las olas chocando contra el acantilado
dejando su espuma ennegrecida
como una madre pariendo el cadáver
de lo que algún día fue vida en sus entrañas.
Todo esta envuelto en una indefinible tristeza, desesperanza y soledad
tanto así que me cuesta imaginar un nuevo amanecer
luego de este horrible crepúsculo, perverso y amenazante.
Solo la noche parecería poder sepultar esta terrible escena
al igual que la muerte llega para culminar con la agonía.
Me encuentro solo, nada puede confortarme en este momento
donde la realidad se desnuda
poniendo en evidencia la insensatez de la vida.
Quiero dormir…dolor por doquier…”