viernes, 18 de enero de 2013

Amada mía
¿Puedes escuchar la dulce melodía en el aire?
No obstante me atrevo a decirte
que el arrullo de un siempre oscuro sueño
mas preciado que tu para mi
jamás se volvera difuso en el silencio
que emerge mas allá de la distancia
de lo que llamamos vida.

¡Late y respira!
Dado que la maldición es
la tan condenada alma
sin remordimientos recojeré
mis más oscurecidos sufrimientos
en esta sangre
tan cargada de amor
que traza en el suelo
mi destino manchado.

El final muestra el origen
con el bendito tratar del placer
sin alas en tierra de Dioses
da alabanza por las lágrimas derramadas
y ofrece una oración por los caídos
fascinado por la eterna belleza de lo olvidado
ya que yo respeto al ignorado
tiempo de la oscuridad
haré de este preciado
mi último festín
y escucha atentamente a la noche
miseria en cada maldita sombra
ya que nunca sentiré pesar
ni guardaré en vano el rechazo.

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